(en Ámsterdam)
(...)El distrito rojo nació con la ciudad. Al
ser ciudad-puerto los marineros de otros lugares q habitualmente llegaban a la
ciudad buscaban satisfacer todas sus necesidades. Lo q me sorprendió muchísimo es
q la iglesia y las prostitutas se llevaban muy bien, tanto q existe una iglesia
en medio del barrio rojo. Esta inesperada buena relación tiene una explicación,
los unía el interés económico: los marineros extranjeros q generalmente eran
casados cometían pecado al visitar a las prostitutas, así q una vez q habían
pecado iban a la iglesia para pedir perdón pero para q Dios los perdonara debían
pagar una suma de dinero a los sacerdotes para q estos los confesaran. Así fue
como la iglesia financió la construcción de gran parte de la ciudad.
De caradura y curioso me acerqué a una de
las chicas q se exhibía en una de las ventanas de la planta baja para
preguntarle cuanto salía. Ella muy sonriente me respondió q salía 50euros los
30 min, a lo q respondí “mmm it’s too much”. Su sonrisa desapareció
inmediatamente y de un golpe cerró la ventana.(...)
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